El 18 de noviembre de 1978, 918 personas perdieron la vida en el suicidio masivo más grande de la historia. Jim Jones (1931-1978), ciudadano estadounidense líder de la secta Templo del Pueblo, logró convencer a cientos de personas de lo que definió como un paraíso socialista, pero la realidad estaba lejos de ser cualquier ideal socialista, comunista ni de ningún signo ideológico, era un manipulador nato y aprovechó el contexto social del momento para captar gente y llevarlos directo a su muerte.
Jim Jones y la masacre de la secta Templo del Pueblo en Jonestown (+900 muertos)
Estados Unidos entró en la guerra de Vietnam en 1965 y se retiró en 1973. La guerra había terminado pero las consecuencias sociales estaban más latentes que nunca. Seguían las protestas por la lluvia de ataudes que llegaron desde la guerra con soldados estadounidenses muertos en batalla. Los colectivos que protestaban contra esa guerra ahora tenían argumentos para recriminarle al gobierno por la cantidad inmensa de muertos, pero también por la conducta guerrerista que incendió más la situación, más las docenas de miles de soldados sobrevivientes con graves problemas psicológicos o discapacitados (muchos se suicidaron luego).
El escándalo Watergate fue parte del contexto en el que operó Jim Jones
Es importante entender el contexto, no para justificar la decisión de la gente que siguió a Jones, pero sí para verlos como las víctimas que fueron. El escándalo Watergate ocurrió a comienzos de la década del 70, un espionaje interno que desató una ola de detenciones hasta la renuncia del presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, al descubrirse que intentó encubrir todo y desde el poder de la presidencia, ordenó el acoso y persecución contra políticos y periodistas que investigaban, utilizando a instituciones como la CIA y el FBI. A partir de ello, cuando hablamos del Watergate nos referimos no solo caso de espionaje inicial, sino también el atropello desde el poder para encubrir actos ilicitos.
Con la rabia e impotencia del desastre de Vietnam, sin confianza en sus instituciones por aquel escándalo de Watergate, emerge Jim Jones, hablando a la gente de una sociedad utópica, sin guerras, sin mentiras, donde todos vivieran en comunidad, sembrando su comida y brindando educación a sus hijos «sin necesidad de un gobierno mentiroso que los utilizara para hacer guerras». El Templo del pueblo era su secta desde los años 50 y ya tenían espacios en Indianápolis, pero decidió aprovechar el momento para lograr su sueño de instalar una comunidad propia, lejos de Estados Unidos

En un documental realizado por Tim Carter, documentalista estadounidense, se refleja la esencia de aquella secta que lograba captar y mantener a tanta gente feliz bajo las normas de la particular comunidad. Tim Carter incluso dijo: «La Primera vez que visité el Templo del Pueblo, fue como sentirme en casa». La gente entrevistada en el documental, decían frases como: «Nunca escuché a nadie hablar como él», «nadie me había hablado de esa manera». Lo que al comienzo parecía fascinación, terminó convirtiéndose en idolatría.
Un discurso contra la discriminación y la desigualdad
Jones siguió reclutando personas. Los hechos de aquellos años lo ayudaron. La gran mayoría de los que morían en vietnam eran personas negras, él les ofreció una vida de verdadera libertad, con educación y derechos sociales igual que el resto de la comunidad. De esa manera, la comunidad creció tanto que se tuvo que mudar de Indianápolis a San Francisco.
Harvey Milk, un gran referente del colectivo LGBT y el primer hombre abiertamente homosexual en ser electo para un cargo público en los Estados Unidos, fue una de las personas que más apoyo brindó a Jim Jones. Sin embargo, ello no implica responsabilidad o conocimiento de Milk sobre las intenciones finales de Jones, por el contrario, el nombre de Harvey Milk quedó unido para siempre a la lucha por derechos que buscaban igualdad para todos, como evitar la «iniciativa Briggs», una propuesta de ley que permitiría a directivos de colegios despedir a profesores por ser homosexuales.
La referencia a Harvy Milk es como ejemplo de la fuerza del apoyo de tantas personalidades que tenía Jim Jones, sin embargo, con todo ese apoyo prefirió mudarse de San Francisco y de Estados Unidos. Es posible que ya estuviera pensando en llevar a cabo sus planes siniestros y estar en Estados Unidos le expondría mucho antes de lograr su cometido. Otras personas que apoyaron a Jones fueron Jane Fonda y Huey P. Newton, fundador de las Panteras Negras, Rosalynn Carter, esposa del presidente Jimmy Carter, entre muchas otras personalidades.
La Secta Templo del Pueblo de Jim Jones llega a la Guayana Esequiba venezolana

En 1975 la secta compra terrenos lejos de Estados Unidos, y en 1977 se mudan por completo a tierras de la Guyana Esequiba venezolana, con más de 900 seguidores estadounidenses encantados con aquel discurso que hablaba del paraíso sin discriminación, sin guerras, sin divisiones. No eran personas enfermas o locos, como algunos han pretendido juzgarles, eran personas que en el contexto social vieron una luz al final del tunel en quien no era más que un enfermo con planes siniestros bien ocultos.
Al llegar e instalarse en la comunidad, que bautizaron como Jonestown, el aislamiento del resto del mundo fue su primera fortaleza. Pocos antes de marcharse de Estados Unidos, varias investigaciones abiertas por sus falsas curaciones por la fe y abusos a miembros de su secta, le indicaron a Jones que pronto vendrían por su sueño. Ahora, aislados, se sentía seguro y empezaron sus verdaderos planes.

La vida en comunidad y las noches blancas de Jonestown
El discurso del líder de la secta Templo del Pueblo había ido transformándose gradualmente, acercándose cada vez más a una narrativa del fin del mundo, de un sistema que perseguía a los últimos espacios de personas libres, que intentaban espiarlos y destruirlos a toda costa. Ellos eran un objetivo del «sistema», que para el momento histórico y partiendo de Estados Unidos, le convino disfrazar de socialismo.
Por ello, de la mano de una vida en comunidad aparentemente atractiva, donde había profesores dando clase a los niños o adultos que necesitarán formación, carpinteros, ingenieros, electricistas, agricultores, todos trabajando de la mano por el bien común, pronto empezaron una especie de práctica para el momento final. Una táctica siniestra que utilizó Jim Jones para ir manipulando, moldeando a la gente para el gran suicidio: Las noches blancas.
Durante las noches blancas, se hacía un ejercicio de confrontación ante el momento final. Los habitantes tenían entonces pocas opciones: Ir a la Unión Soviética (encajaba con el disfraz de socialismo que utilizaba Jones para la comunidad y a la vez era una opción inmediata descartable por su ubicación geográfica y limitaciones), quedarse en Jonestown y luchar contra los «soldados del sistema», o efectuar un «suicidio revolucionario». Con la consiguiente narrativa y manipulación, terminaban en un acuerdo de practicar el suicidio colectivo y a ese efecto, practicaron en varias noches blancas como si ingirieran cianuro, colectivamente.
De esta manera, entre prácticas educativas, artísticas, trabajo duro por el bien común, iba avanzando la idea del suicidio colectivo. La disonancia cognitiva entre supuestamente amar la vida y disfrutarla plenamente en comunidad y estar dispuestos a suicidarse de esa manera no era detectable para los fanáticos en esa fase y aislados de aquella manera.
La visita del congresista norteamericano Leo Ryan que aceleró la noche final
El sistema de castigo y control de Jones era conocido desde antes de mudarse lejos de Estados Unidos, pero al ser ciudadano de este país y tener cientos de ciudadanos estadounidenses en su comunidad, seguían llegando denuncias, por lo que se envió al congresista Leo Ryan a evaluar los problemas en aquella comunidad y brindar protección a los ciudadanos norteamericanos. Los castigos iban hasta amarrar a personas en la selva y dejarlos morir, incluidos niños. Con los pasaportes ocultos, la mezcla del fanatismo y temor dieron paso a una disciplina absoluta.
Desde antes de la visita, cuando fue contactado por teléfono, Jones preparó el terreno y con uno de sus discursos, adelantó que si alguien se iba de la comunidad o hablaba en contra de todos ellos sería un traidor, seguramente vendido al sistema.
El congresista se retiró pronto, listo para redactar un informe con lo que había visto pero según las órdenes que recibió, les ofreció a los ciudadanos que quisieran retirarse en el momento, la posibilidad de irse en el avión. Varias personas se aferraron a esta esperanza y caminaron junto al congresista y tres periodistas, listos para alejarse para siempre, pero los hombres más leales de Jones estaban preparados de antemano, abrieron fuego contra todos los que caminaban al avión, asesinando al congresista, periodistas, toda la comitiva y a los «traidores» que querían abandonar la comunidad.
La última noche blanca de Jonestown

Jones ordenó reunir a toda la comunidad, ya su sistema de organización tenía previsto como acelerar cualquier movimiento de este tipo y en minutos tenía a todos los miembros de su comunidad, que llegó a superar 1000 personas, ante él.
Lanzó un discurso hablando de las amenazas consolidadas del sistema contra su paraíso de libertad. «Ha llegado el momento de terminar con esto», señaló. Luego dijo la frase que marcó el comienzo del fin:»Hemos obtenido todo lo que hemos querido de este mundo. Hemos tenido una buena vida y hemos sido amados», «Acabamos ya con esta agonía» ordenó.

Recomendaciones para evitar acercarse a estas sectas y gurús
Es importante entender que los gurús y sectas no se han exterminado, existen cientos de grupos similares al de Jim Jones y el contexto social les ayuda a captar gente que, inocentemente, cree estar acercándose al libre pensamiento en la lucha contra el sistema, por eso recomendamos seguir algunos consejos básicos:
- Si crees que las tecnología 5G fue creada para convertirte en zombie, reptil o enfermarte de COVID y luego con la vacuna volverte un robot obediente, darte poderes magnéticos, no te dejes arrastrar a sectas que se autodenominen «en resistencia» contra el control del sistema. Si todo eso fuese real, con los satélites llegarían hasta el último rincón de la tierra. Juntarse en un espacio aislado solo le da poder y control al líder y su grupo más leal, lo que te expone a este tipo de situaciones trágicas.
- Aléjate de cualquier grupo que intente aislarte de tu familia, amigos, prohibirte la interacción social para agradarle al líder, que a su vez viene a ser el representante de un dios, seres extraterrestres o fuerzas superiores.
- No aceptes hacer pruebas extremas para agradar a dioses, extraterrestres o líderes. Lo que hagas por voluntad propia por ti y los tuyos, es otra cosa, pero no cedas ante estas narrativas que siempre avanzan y te preparan para lo peor.
- No creas en las narrativas de un gran viaje final a otro planeta, con naves extraterrestres recogiendo a su grupo escogido de gente despierta en algún lugar marcado para el momento final. Nada de eso ocurre, todos los miembros de sectas que se han suicidado para ir a otra galaxia, no son recogidos por naves espaciales, sus cadáveres los recoge algún cuerpo de investigación, sin ningún paraíso galáctico en el horizonte.
- No permitas que ninguna guerra, pandemia reciente, problemas sociales, te conviertan en víctima de los nuevos Jim Jones. El libre pensamiento pasa por no seguir ciegamente a un líder mesiánico.
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